Qué mejor fecha que este 13 de febrero para empezar la
andadura del blog de Mundo Agrario.
Hacer coincidir el Día Mundial de la Radio con la apertura de esta nueva
ventana de comunicación no puede traer más que buenos augurios (digo yo).
Quién me lo iba a decir cuando era niño y hacía los deberes
al son de Matilde Conesa,
Pedro Pablo Ayuso
o Pepe Iglesias El
Zorro. Todo lo envolvía la radio… Mi madre planchaba o preparaba la cena o
se incorporaba a la mesa cuando los demás ya habíamos acabado con el primer
plato mientras sonaba ‘el parte’,
‘Ama Rosa’, ‘Matilde,
Perico y Periquín’ o ‘Ustedes son formidables’…
Estos fueron los sonidos que conformaron mi primer contacto, y el de mi
generación, con la radio.
Enseguida, apareció el
transistor para que nuestras madres no tuvieran que renunciar a los
paseos de las tardes de domingo por la calle principal. Ellas con el bolso
colgado de un brazo y ellos con el fútbol pegado a la oreja.
Al cabo del tiempo salté el mostrador y me puse al otro lado
de las ondas. Y trabajando en los estudios de la radio pública fui testigo del
nacimiento de la primera cadena privada con vocación regional en Castilla-La
Mancha a la que le pusieron el nombre de ‘Radio Surco’… Como está mandado, dada
su personalidad rural, respondiendo a la imagen de nuestro campo.
El caso es que las vueltas de la vida me trajeron a tomar el
testigo del programa Mundo Agrario,
hace ya quince años –el mes de febrero de 1998, otra efeméride que coincide- lo
que dio rienda suelta a mi aspiración: no dejar el periodismo de pueblo.
Y aquí estoy, viviendo los avatares de este viejo oficio después
de haber vivido la evolución de la cinta magnetofónica del viejo revox a la cassete, luego el
cd, después al minidisc, hasta que apareció el ordenador, que abrió la puerta a
una nueva generación de público: el oyente ha dado paso al usuario y ahora, con
Internet, hemos aprendido a trabajar en la radio con red o lo que es lo mismo: a pecho descubierto… Paradojas del
lenguaje.
Empezamos…
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